Perú: Fact checking, censura y el rastro del dinero globalista
Globalistas promueven su agenda con dinero disfrazado de filantropía. Financian fact checks en salud de Ojo Público y Salud con Lupa; y a las ONGs que asesoran la política de contenido de Twitter.
Estos días el Twitter peruano está bajo la lupa de la policía del pensamiento. Twitter ha suspendido o etiquetado como “engañosos” tuits relacionados a la utilidad de usar mascarillas contra el Covid, de cuentas de distinta acidez y tamaño: César Rojas, Omar Neyra, Mario Bryce, Sebastián Carrasco, Giancarlo OC, entre otros.
Estas suspensiones se dan en Twitter, pero el “fact checking” que pretende controlar el debate público también está en otras redes grandes como Facebook , Youtube y Tiktok. ¿Quienés son los fact checkers? y ¿quienés son sus agentes en el Perú? En Twitter la gente señaló a los fact checkers de La República como responsables de la censura, pero hay otras organizaciones periodísticas y dinero internacional detrás.
El Poynter Institute y la International Fact Checking Network
Antes de comenzar ¿qué es el fact checking? La traducción literal es “comprobación de hechos” y su primera acepción era la de desmentir (debunk en inglés) historias falsas, fotos trucadas o teorías de “conspiración” que se viralizaban en internet. Solo recientemente se ha estirado el término a esclarecer declaraciones de políticos o temas de interés público, como lo relacionado a la pandemia por Covid. El fact checking se caracteriza por dictaminar la verdad de una afirmación: deciden si algo es “verdadero”, “falso”, “engañoso”. En el caso de Twitter y Facebook, se usa el juicio de los “comprobadores” para reducir el alcance de una publicación y suspender al autor.
En efecto, La República tiene una unidad llamada VerificadorLR que está certificada por la International Fact Checking Network (IFCN) del Poynter Institute. La IFCN es el centro ideológico y logístico del fact check: financia proyectos, imparte cursos y entrega una certificación de renovación anual por cumplir con estandares de fact checking. La certificación permite a los medios verificadores acceder a clientes jugosos: TikTok y Facebook usan verificadores de la IFCN. VerificadorLR es el único medio peruano certificado, y es partner de verificación de Facebook. De hecho, en su documentación para certificarse se jactan de hacer más fact checks de los que requiere Facebook (criterio 1.3). Supuestamente la certificación garantiza una verificación de calidad, pero la ICFN es incapaz de verificar a sus aspirantes: en las certificaciones, los revisores apuntan que ni VerificadorLR ni La República reciben dinero estatal (criterio 1.5); y que sus periodistas cumplen estandares de imparcialidad (sección 2b). Sabemos que tales afirmaciones, en jerga fact checker, son engañosas.
Por ahora, hay que aclarar que VerificadorLR no da luz verde para censurar en Twitter, solo en Facebook. Detallaremos como funciona la censura de Twitter más adelante. Volvamos al financiamiento: VerificadorLR menciona que sus ingresos vienen del diario matriz y del pago que hace Facebook por las verificaciones. Esto se acerca mucho al patrón mundial de medios de verificación: según reportes de la misma IFCN, en promedio, el 40% de los ingresos de estos medios viene de Facebook, y otro 40% de “becas y donaciones”, es decir de capital globalista disfrazado de filantropía.
El rastro del dinero lleva a los globalistas
El mismo Poynter Institute está financiado por capitales “filantrópicos”. Open Society, la fundación de Soros, donó 492 000 dólares entre el 2016 y el 2019 para financiar actividades de fact checking. Curiosamente, Poynter que se jacta de su transparencia y de listar a cualquier financista que done más de 50 000 dólares, no lista las donaciones de Open Society. Pero sí lista a otras fundaciones conocidas por empujar intereses globalistas: la National Endowment for Democracy o NED, que responde al Congreso estadounidense y es financiada en parte por este; y la Omidyar Foundation, cuyo dueño también fundó el medio The Intercept, que llegó a ser tan sesgado al progresismo que uno de los cofundadores, Glenn Greenwald, renunció. La filial brasileña es abiertamente anti Bolsonaro. Otros grandes financistas de Poynter son Google con 1.5 millones de dólares, y Facebook con 3.3 millones, solo contando los años 2019 al 2022. El detalle de las donaciones se encuentra en un excel con un balance parcial.
Si bien La República es el único medio peruano certificado por la IFCN del Poynter Institute, no es el único medio peruano con relación directa. Salud con lupa (SLP) recibió 50 000 dólares en marzo del 2020 (inicio de la pandemia) de un fondo conjunto de Poynter y Facebook para: “desacreditar afirmaciones falsas publicadas en linea sobre salud pública y medicina”. El 2021, la directora de SLP, Fabiola Torres, fue jurado y panelista de Poynter. Además, SLP recibió un pago de $1450 en el 2020 por ser parte de la “Coronavirus Fact Check Alliance”. Por otra parte, Salud con lupa recibió en 2021 una cantidad desconocida de dinero de parte de la Google News Initiative. Notemos que Google y Facebook financian directamente a SLP. También financian directamente a Poynter, que, a su vez, financia a SLP.
Otro medio peruano que recibe “becas y donaciones” por fact checking en salud es Ojo Público. Como Salud con Lupa, recibió de IFCN $1450 en 2020 por la “Coronavirus Fact Check Alliance”. Ojo Público también recibió 25 000 dólares en el 2020 de la Open Society de Soros, “por explorar nuevos formatos para difundir fact-checking sobre Covid”.
Este patrón de varias capas de financiamiento es clásico de los bolsillos profundos globalistas: una parte llega en chorreo de una ONG a otra, y otro parte llega en flujo directo, de manera que dan apariencia de ser múltiples instituciones en cooperación pero al final gran parte del dinero -y de la agenda- viene de los bolsillos de siempre: Soros, Omidyar, NED, Google o Facebook. Veremos que esta tradición periodística de seguir el dinero también funciona al analizar el caso de Twitter.
Entonces ¿quién censura el Twitter peruano?
Como adelanté, no encontré evidencia de que La República haga los fact checks de Twitter. La información del propio Twitter y de investigaciones externas es escasa. Lo que sí: el pájaro azul tiene su propio equipo de “moderadores de contenido”, que en el 2020 era aproximadamente 1500 personas. Desde el 2020, Twitter está probando una herramienta “Birdwatch” que permite a usuarios verificados fact checkear los tuits de terceros. En 2021, se alió con medios certificados por IFCN que trabajan primariamente en inglés: Associated Press y Reuters. En breve, todo indica que Twitter maneja sus fact check en Perú de forma interna. De las páginas internas de Twitter tenemos más detalles:
El equipo que modera contenido o decide censurar tuits es internacional: “is made up of lovely humans from around the world”
En temas de Covid están aliados con gobiernos, ONGs y agencias de salud pública
A los infractores de las reglas sobre “desinformación” Covid les aplican shadowban: limitan la visibilidad de sus tuits en el feed y le bajan la prioridad a sus respuestas en otros tuits.
Su política de gobernanza de contenido o Content Governance es consultada con un grupo de organizaciones progresistas. De 22 organizaciones, 13 son financiadas directamente por Open Society de Soros, por un total de 18.5 millones de dólares entre los años 2016 y 2020.1
Esto configura el esquema típico de influencia globalista: financian a todos los actores del sector que les interesa controlar: a los fact checkers que producen el contenido, a la institución que coordina y certifica los medios, y financian a las organizaciones “independientes” que influyen en las políticas de contenido de la plataforma de difusión. Todo este dinero sale de un mismo bolsillo y tiene un mismo propósito: controlar el debate público y detener la difusión de opiniones disidentes. Sin embargo se ponen la careta de diversas instituciones para aparentar que se trata de un movimiento espontáneo de la sociedad civil, cuando no lo es.
Hemos visto como el capital “filantrópico” en forma de donaciones y becas alimenta organizaciones de distinto tipo y tamaño para la misión del fact checking: determinar qué es “verdadero” y qué es “falso”, y censurar al que cuestione sus dogmas. Parece tratarse de un movimiento espontáneo coordinado por muchas voces distintas, pero en verdad tiene una voluntad detrás, la del capital globalista. Y esa es la única forma que el fact checking puede sobrevivir, pues basta ver la interacción que tienen con el público para darse cuenta que a la gente no le interesa el tono de superioridad y las verificaciones selectivas que hacen estos medios.
No está de más recordar las muchas veces que se han equivocado: Alex Berenson recuperó su cuenta luego de enjuiciar a Twitter que lo suspendió por decir que las vacunas no prevenían la transmisión; Politifact de la IFCN retractó su fact check que decía que el origen de laboratorio del Covid era falso. Como dicen, la diferencia entre una teoría de conspiración “falsa” y la realidad son unos meses. Si les interesa el tema, recomiendo al escritor peruano Daniel Espinosa quien profundiza en la censura y la propaganda: su último reporte fue sobre la penetración de la CIA en las Big Tech
Organizaciones que reciben fondos de Open Society, con vinculos: 7amleh, Access Now, Al Sur, ARTICLE 19, Association for Progressive Communications, CIVICUS, Derechos Digitales, Freedom House, Ghana Center for Democratic Development, Gulf Center for Human Rights, Institute for Human Rights and Business, InternetLab: Law and Technology Research Center, Open Government Partnership
Organizaciones que no reciben fondos directamente: African Internet Rights Alliance, Board of Deputies of British Jews, Business for Social Responsibility (BSR), Freeman Spogli Institute for International Studies at Stanford University, INHOPE, Social Media Matters, Southeast Asia Freedom of Expression Network (SAFEnet), Thorn, Young & Resilient Research Centre at the University of Western Sydney
Buen buen artículo, ¡felicitaciones!
Gracias por compartir mi blog!